En enero de este año, un incidente en un Boeing 737 MAX 9 de Alaska Airlines desencadenó una serie de problemas en la industria de la aviación.
El fallo en una puerta durante el vuelo fue un evento aislado, pero las repercusiones fueron profundas, aumentando los costos para Boeing y afectando a toda la industria. Las aerolíneas, como Southwest y sus proveedores, se vieron obligadas a ajustar sus operaciones, reduciendo la cantidad de vuelos y desacelerando la contratación de pilotos. La menor entrega de aviones MAX impactó las ganancias y planes de expansión de las aerolíneas.
Boeing, como el mayor exportador de Estados Unidos, genera un impacto económico de proporciones, contribuyendo con aproximadamente un billón de dólares anuales a la economía estadounidense y sustentando más de cinco millones de empleos. Sin embargo, las entregas de Boeing MAX han disminuido, afectando a aerolíneas como Allegiant y American Airlines, que han tenido que recortar sus planes de contratación y ajustar sus operaciones.
La crisis también ha ralentizado la producción de motores LEAP, esenciales para los aviones MAX, impactando a proveedores como Meloche Group en Canadá. Boeing ha aumentado sus inspecciones y formación de empleados para mejorar la calidad y espera volver a producir 38 aviones MAX por mes en la segunda mitad del año.
Southwest, en particular, ha sentido el impacto, reduciendo su personal y operaciones en aeropuertos menos rentables.
Boeing ha implementado cambios significativos en su gestión y procesos para garantizar la máxima calidad en sus aviones. "Queremos asegurarnos de que produzcan aviones de la más alta calidad, para que podamos volar con seguridad y confianza todos los días", afirmó Shane Tackett, director financiero de Alaska Airlines.
Hoy miércoles las acciones de Boeing (BA) cotizan a 184 dólares, apenas en baja luego de algunos días en los que estuvo cotizando por debajo de 180 dólares.