El Banco Central de la República Argentina (BCRA) manifestó ante inversores en Wall Street que prevé un descenso de la inflación a cerca del 3% para julio, alineado con una reducción del Índice de Precios al Consumidor (IPC) general. ¿Será posible alcanzar el objetivo de una inflación mensual del 2%?
La segunda etapa del programa económico, titulada 'Establecimiento de un programa monetario ortodoxo', fue presentada por Wladimir Werning, vicepresidente del BCRA. Este plan incluye metas como la emisión cero, la recompra de puts y la transferencia de deuda del BCRA al Tesoro.
En un contexto de ajuste fiscal y reducción de tasas de interés, el Gobierno había logrado desacelerar la inflación, que alcanzó el 25,5% y 28,3% en el IPC núcleo antes de disminuir. No obstante, según el último informe del INDEC, la inflación general pasó de 4,2% en mayo a 4,6% en junio, mientras que el IPC núcleo se mantuvo en 3,7% por segundo mes consecutivo.
Werning aseguró a los inversores que la inflación núcleo, que excluye rubros estacionales y regulados, disminuirá a 3,2% en julio, con una inflación general del 3,7%. Sin embargo, la visión del presidente Javier Milei es más ambiciosa, aspirando a una convergencia de la inflación y la devaluación a niveles cercanos al 0%.
"Alcanzar una inflación mensual del 2% es solo el primer paso; luego, buscaremos una inflación del 1% mensual, y finalmente, evaluaremos un esquema de devaluación cero o tipo de cambio fijo cuando la inflación sea cercana a cero", declaró Milei recientemente.
Las proyecciones presentadas por Werning se apoyan en políticas de desinflación, como la postergación de aumentos en tarifas de luz y gas, ajustes parciales en el impuesto a los combustibles y el congelamiento de pasajes en el AMBA. Sin embargo, la sostenibilidad de esta tendencia de reducción inflacionaria es cuestionable.
La demora en ajustar las tarifas de servicios públicos y la actualización de salarios y planes sociales también son factores que complican la reactivación del consumo, estimando una inflación cercana al 4% en alimentos. Además, prevé que el Gobierno podría verse forzado a ajustar el tipo de cambio debido a presiones devaluatorias.
Diversos analistas consideran un factor clave la escasez de dólares como el principal problema económico, sugiriendo que aunque la intervención en la brecha cambiaria podría tener efectos a corto plazo, la tendencia subyacente seguirá siendo preocupante, con riesgos de traslado a precios.
En el documento presentado por Werning, se reconoce la necesidad de ajustar algunos precios relativos, enfocando las expectativas de desinflación en la política monetaria. El plan del Gobierno para la reactivación económica se basa en el sector privado y en una mayor demanda de crédito, consecuencia de la desaceleración inflacionaria y la remonetización de la economía.